sábado, 27 de julio de 2013

Capítulo 13: Esta mierda es difícil.


No de nuevo… por favor… ¡Dios!

—Candy—Escuché el susurro de Taylor. ¿Él está aquí? Abrí los ojos lentamente.

—Creo que he vomitado hasta el pastel del bautizo, joder—Murmuro mientras me limpio los labios con la mano.

—Cariño, juro que si sigues vomitando de esa manera pediré que te inyecten suero—¿Cariño? ¿Realmente me está diciendo cariño?

—¿Cariño? ¿Todavía estoy dormida o en serio me estás llamando así?—Taylor pone los ojos en blanco.

—Definitivamente, aún pareciendo un hermoso zombie sigues con tus estupideces—Empieza a acercarse para apretar el botón y llamar a la enfermera.

—Y ahora soy estúpida—Ruedo los ojos mientras dejo de mirarle, malhumorada.

—¡Qué humor!—Exclama mientras oprime el botón y luego se acerca a la camilla por el otro lado y posa sus manos en mi enredado cabello.

—Todavía no entiendo por qué estoy aquí y me siento tan fatigada—Murmuro mientras intento esquivar su mano, pero Taylor insiste y vuelve a acariciarme.

—De los nervios te desmayaste en el proceso, pero gracias a Dios pudieron terminarlo. ¡Me preocupaste, cariño!—Cariño, de nuevo—Y ahora estás aquí en reposo hasta que te sientas mejor.

Náuseas… movimientos rápidos… corrientes—Esto no está bien—Soy capaz de decir antes de vomitar de nuevo.

—¡Mierda, Candy!—Murmura Taylor mientras vuelve a llamar a la enfermera—¿Estás bien?

—No se preocupe, Sr Lautner—Responde la enfermera con una enorme sonrisa entrando a la habitación—Es normal. Estará así hasta que alcance los 4 meses, no le faltan más que 3 meses y medio para eso—Nos informa la enfermera mientras me toma el pulso y me obsequia unos pañuelos y un vaso de agua.

—¡Mátame!—Exclamo mientras me limpio los labios con un pañuelo.

—Candy—Me reprende Taylor mientras la enfermera ríe. 

—Claro, ahora sí no me llamas “Cariño”, idiota—Murmuro por lo bajo mientras le fulmino con la mirada.

—¡Felicidades!—Exclama mientras me ayuda a sentarme. Creo que busca la manera de distraerme—Son bonita pareja, estoy segura que serán unos maravillosos padres—Alarmada miro a Taylor y él sonríe, sonríe tan ampliamente que estoy segura que sus mejillas duelen. ¿Pareja?

—Gracias—Dice un Taylor orgulloso mientras se para con firmeza a mis espaldas.
—¿Puedo irme?—Suspiro mientras me echo de para atrás y Taylor me sostiene y puedo decir que está rodando los ojos en este momento por el efecto que causó en la enfermera.

—En unos minutos traigo el acta para que su marido la firme y puedan darle de alta—¿Marido?

—Muchas gracias—Y ahora es Taylor el que me mira fijamente y yo le sonrío a la enfermera con el fin de que se largue.

Cuando por fin sale me desplomo en los brazos de Taylor y me siento tranquila al sentir su particular esencia.

—Esto será difícil, cielo—Susurro mientras me aferro a sus brazos y lo obligo a acostarse conmigo en la camilla.

—¿El que sea tu marido?—Pregunta un Taylor picarón.

—No seas pendejo—Le doy un codazo juguetón—Me siento extraña, pero si tú quieres, entonces eso serás, marido—Sonrío mientras le doy un beso en la mejilla, me da vergüenza besarle en los labios después de haber vomitado tantas veces.

—¿Vivirás conmigo?—Pregunta emocionado por lo que escucha. ¿En serio he sido tan abierta?

Arrugo la frente—¿Y tu familia?—Taylor vuelve a poner los ojos en blanco.

—Si quieres, hoy mismo vamos a hablar con ellos—Propone y mi estómago vuelve a contraerse, corro al otro lado de la camilla y vuelvo a hacer desastres. Taylor ríe—Si te disgusta tanto, entonces voy yo solo.

—¡Serás pendejo!—Murmuro mientras me bebo todo el vaso de agua y respondo con un asentimiento—Vamos ya mismo, tengo coraje… solo espero que no me dé culito. Podría jurar que mis piernas en este momento son de gelatina—

—Entonces, ¡A vestirse!—Dice mientras me ayuda a levantarme de la camilla y me da una leve nalgada dirigiéndome al baño, allí encuentro mis prendas, mi bolso y un cepillo de dientes nuevos. ¡Gracias, Dios!

Hice pipi, me vestí y lavé mis dientes por tres veces. Al final, después de echarme un segundo vistazo y ver lo pálida que estaba decido hacerme una coleta y maquillar un poco los ojos… ¿Qué pensará Deborah? Segurito que el Sr Lautner matará a Taylor.

Cuando salgo del baño me encuentro con un par de aseadoras limpiando lo que hice. Pobres, eso lo debería estar haciendo yo.

—Eso es todo—Dice la enfermera mientras Taylor le entrega los papeles—¿Quieren hacer la primera ecografía ya? Perdonen que lo diga apenas ahora, lo había olvidado—Miro a Taylor alarmada y éste me devuelve una mirada tranquilizadora.

—Pienso que sería lo mejor, la primera ecografía alegraría a mamá. ¿Qué dices, cielo? —¡MIERDA! ¿Alegraría a Deborah? Este chico quiere que me corten de a trocitos. Por la expresión que tengo creo que supo lo que pensaba—Hagámosla ya.

La enfermera sin nombre con una sonrisa responde—Entonces, acompáñenme por aquí. No va a tomar mucho tiempo—

Me acerco a Taylor con el corazón en la mano mientras él pasa su brazo por mis hombros y me da un beso en el cabello. Agarro su camisa por detrás y la vuelvo un puño, mostrándome lo más nerviosa que he podido estar en mi vida. Reconfortándome, Taylor posa su otra mano en mi panza en el momento plana y no sé por qué, pero me llena de una emoción tan increíble que mis ojos empiezan a humedecerse.

—Esta ha sido la decisión más loca que he tomado en mi vida—Murmura mientras baja a mi altura y me da un suave y delicado beso en los labios, lo recibo gustosa y poso mi mano encima de la suya, entrelazando nuestros dedos, dándole a saber que hay un nuevo motivo por el que lo quiero tanto.

—Y la mía—Susurro mientras lleno su rostro de besos y luego siento el carraspeo de la enfermera esperándonos en la puerta. Taylor se endereza, agarra mi mano y empezamos a caminar mientras yo me muero de la vergüenza por haber perdido el control con público presente.

La enfermera nos lleva al piso de ginecología y una doctora lo bastante entrometida como para sacarme de quicio de nuevo me obliga a acostarme en la camilla y mostrarle mi plano abdomen. Mientras le hacía preguntas indecentes a Taylor sobre cómo me conoció y por qué me embarazó y además, por qué se ennovió con una niña de 14 años ¡Dios! ¡Cállenla o le doy un par de guantazos! Movía ese aparatico en mi vientre mostrando una figura sin sentido, pero esa cosa sin sentido ahora era mi vida, mi buen motivo por seguir adelante… por lo que espero que Taylor se una más a mí, aunque no tiene ni una responsabilidad ni conmigo, ni con mi cosita sin sentido. Me dolía en el alma, pero esta cosita no era suya.

—¿Mejor amiga de su hermana?—Preguntó la idiota sacándome de la mente a mi cosita.

—Taylor—Suspiré mientras con los ojos le decía que la estrangularía. Taylor rueda los ojos, pero yo sé y él sabe que esa hija de puta lo está martirizando a él tanto como a mí. Le recuerda mi edad y ese es un tema delicado con Taylor. ¡Joder! Esa perra sigue ladrando y mi buen humor junto con mi planificado futuro se irán a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Ya está impreso? Lo siento, pero tenemos prisa. Hay que dar la noticia—Taylor me regala una sonrisa reconfortante y sé que está luchando consigo mismo para estar bien.

—Oh, claro. Límpiate con esto mientras les traigo la ecografía impresa—Nos dice la doctora súper emocionada mientras me entrega un par de pañuelos para limpiarme. Empiezo a hacerlo pero Taylor me detiene y lo hace él mientras con sus ojos me recuerda la noche que pasamos ayer. La impresora chilla y rápidamente me cierro el pantalón y me bajo la blusa.

—Estoy nerviosa—Murmuro por lo bajo para que solo Taylor me escuche.
—Todo será rápido y exitoso—Contesta mientras me carga para bajarme de la camilla. ¡¿Qué se le olvidó que sé caminar?! La doctora nos mira con una ensanchada sonrisa y le pellizco a Taylor para que me baje. Sin más palabras, me entrega la ecografía junto con una tarjeta para terapias para embarazadas—Para que conserves ese hermoso abdomen después del embarazo lo necesitarás y vuelve en 4 meses, los estaré esperando deseosa—¡Gracias, Dios! Cuatro meses sin escucharla ladrar. Le regalo la mejor de mi sonrisa y salimos de ahí, prácticamente arrastré a Taylor a la salida. Subimos a su auto y yo me desplomo en el asiento del copiloto.

—Taylor…—Susurro mientras miro por la ventana.

—Te habías demorado—Murmura y sé que está rodando los ojos.

—No te pongas de gracioso—Le pido mientras me armo de valor y le miro esos oscuros ojos—No debes…—

No pude terminar—¡Por favor! Lo hago porque quiero…—Esta vez, yo no lo dejé terminar a él.

—Pero quiero que te quede claro que no es tu obligación, ¿Entendido? —No esperé a que respondiera—Me odiaría demasiado si tu familia piensa eso y peor, si algún día tu llegas a echármelo en cara. Entonces, esta es una locura que yo quise cometer porque…—Suspiro—Debía salvarlo y ahora es mío. Esta cosilla sin sentido es totalmente mía y está en mí—Susurro mientras acaricio mi panza—No quiero que te sientas obligado a nada… simplemente, no lo hagas—Termino con un hilo de voz.

—¿No hacer el qué? ¡Caray, Candy! Ya te he dicho de muchas formas que también quiero. Sé que no es mi obligación, pero yo quiero que lo sea, si eso es importante para ti, entonces será MÍ obligación también. ¡Jamás te lo echaría en cara! Y respecto a mi familia, ya sabremos cómo arreglarlo y si tú me lo permites, aquella cosilla sin sentido como te gusta llamarla también será totalmente mía y quiero compartirte con él, me agrada el hecho de que esté en ti y ¡De nuevo! ¡Mierda! No me siento obligado, yo quiero, Candy, YO QUIERO—Apretaba en volante y aún así iba camino donde sus padres.

—¿Sólo si es importante para mí? Taylor, eso es lo que no quiero—

—¡VALE! Lo acepto, también es importante para mí, por una extraña razón, pero lo es. Entonces no más del tema y no quiero que lo vuelvas a mencionar, me sacas de quicio cuando te pones insegura en lo que a mí respecta, ni que fuera tan impredecible—Siento un cosquilleo en mi estómago de la felicidad.

—Te tomas bien tu papel, marido. Ya estás de mandón—Se ríe mientras frena en un semáforo y se me acerca a darme un beso. Yo lo recibo gustosa y justo cuando el auto de atrás hace sonar su claxon Taylor se separa de mí y comienza la marcha. Yo por mi parte, bajo la ventanilla y le enseño mi dedo del medio al señor malhumorado que va detrás de nosotros.

—¡Candy, por favor!—Exclama un Taylor mientras me agarra la mano y vuelve a subir la ventanilla.

—Es un idiota—Murmuro mientras me cruzo de brazos en modo de berrinche.

—Pues no le pares a los idiotas—Dice mientras dobla la esquina y nos acercamos a nuestra calle.

—¿Estás queriendo decir que no te pare a ti?—Le digo mientras me muero de risa.

—¡HEY!—Grita mientras estaciona en la casa de sus padres—Prometo no volver a ser un idiota—Murmura mientras se acerca peligrosamente a mí.

—Y yo prometo que pasarás el mejor tiempo de tu vida al lado de la mía tan desastrosa—Contesto mientras me enrollo en su cuello y lo beso, buscando que sepa todo lo que estoy sintiendo. Taylor me apreta significativamente y cuando finaliza el beso por falta de aire va bajando su mano hasta mi panza y la acaricia.

—Vamos a darle la noticia a mis padres—Dice contento mientras sale del auto y da la vuelta para llegar a mi lado. Me tambaleo al bajarme del auto y ¡Mierda! Aquí viene el vómito de nuevo.

Vomito en el bonito jardín de entrada que tiene Deborah y me odio por haberlo hecho—Tengo hambre—Digo mientras me incorporo y obligo a Taylor a soltarme el cabello.

—No me sorprende que digas eso. ¡He perdido la cuenta de las veces que has vomitado desde que te levantaste!—Le doy un leve codazo y éste risueño pasa sus manos por mis hombros y entrelaza sus dedos con los míos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario