jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 5: Me quiere.


─Perdona el desorden, cuando me llamaste me alarmé un poco─¡Justo lo que había oído caer cuando salió por mí!

─Tranquilo, esto no es nada comparado con mi cuarto─Intenté sonreír.

─No lo creo─Contestó tratando de iniciar una conversación.

─No serías capaz de vivir en el desorden─Rodé los ojos y caminé hasta la sala de estar.

─¿Eso crees?─Preguntó mientras se reía.

─No lo creo, estoy segura─Le contesté firmemente—Los hombres no toleran el desorden.

─¿Quieres apostar?─Me preguntó malicioso.

─¿Qué apostaremos?─Le pregunté mientras me sentaba en el sofá. Él también se sentó, pero en la otra esquita.

¡Que iluso! Ni que tuviera quién sabe qué.

─¿Qué quieres apostar?─Me preguntó de vuelta.

Por poco y olvidaba el motivo de haber llegado acá y qué fue lo que pasó en el restaurant.

─El de la idea de apostar fuiste tú, entonces tu colocas qué se gana y qué se pierde─Le sonreí maliciosa.

─¿Quieres un beso?─Me preguntó de repente. Sentía que me iba a orgasmear.

─¿Me lo darías?─Le pregunté mientras me le acercaba.

─Apostemos eso─Me sonrió.

─¿Qué?─No entendía que era la "apuesta"

─Un beso─Me sacó la lengua.

─¿Un beso?─Pregunté sarcástica─No tiene sentido, pero dale. Apostemos un beso─Dije mientras me paraba y caminaba en dirección a su habitación o eso creía.

─Espera─Dijo mientras me cogía del brazo. Sentí una sensación indescriptible y parecía que él también hubiera sentido lo mismo. Me soltó el brazo mientras pasaba su mano a mi cintura.

─Si tiene sentido, si gano yo tú tienes que iniciar el beso y si ganas tú yo tengo que iniciar el beso─Me explicó mientras posaba su otra mano en mi cintura y me alzaba un poco para llegar a su altura, o algo parecido.

─¿Qué tiene eso de diferente?─Le pregunté bien sarcástica.

─Mucho─Contestó contento─El camino es por allí─Me señaló, iba en la dirección correcta.

No sabía de dónde había venido tanta confianza y...no sé cómo llamarle a la forma en la que se estaba comportando. Sólo era de una manera muy suelta y me gustaba.

─Quiero ver tu cara─Se rió mientras abría la puerta. Cuando pude ver algo mientras bajaba su brazo no me aguanté la risa.

Era poco comparado con mi cuarto, pero mucho para que lo vieran otras personas.

─Comiste pizza─Dije entre risas mientras señalaba el plato─Me guardaste, ¿Verdad? Porque o si no, date por muerto─Me dolía el estómago de la risa. Él no entendía muy bien pero me acompañaba en mis risas─Tu cama está hecha, entonces has sabido perder la apuesta─Le sonreí hasta que me dolieran las mejillas.

─¿Estas bromeando?─Dijo dramático mientras se tiraba en la cama.

─Mírame la cara de broma─Le pedí mientras me hacía a su lado en la cama.

─Quiero ver tu cuarto─Me pidió mientras me acariciaba la mejilla y jugueteaba con el cabello que caía en mi rostro. Por un momento podía decir que me asustaba su cambio tan repentino, pero en verdad lo amaba. Por fin iba a empezar a suceder lo que yo hace tanto tiempo añoraba.

─Con gusto te lo mostraría y de seguro en este momento, pero mi casa es el último lugar al que quiero ir─Le conté mientras miraba su pecho. Pasé mi mano por su brazo y debajo de su camisa, volví a sentir esa sensación extraña.

Sí, sensación demasiada extraña, pero me gustaba sentirla. Era como si....demasiada extraña, deseaba su cuerpo y con sus corrientazos hacía que mi cuerpo trabajara más en eso y que lo deseara aún más.

─¿Qué fue lo que pasó en el restaurant?─Se acordó y obvio tenía que darle una explicación.

─Mi mamá está embarazada─Se me escapó una lágrima al recordarlo.

─¿Por qué te pones triste? Eso es genial─Dijo mientras limpiaba mi lágrima con su hermoso dedo moreno.

─Porque no conozco su padre─En verdad necesitaba desahogarme y él era la persona correcta, de seguro su hermana no sería capaz de entenderlo.

─¿Cómo que no conoces su padre?─Obviamente él tampoco lo iba a entender.

─No, apenas vino a presentármelo hoy y para quedar embarazada lo debe de conocer desde hace mucho tiempo─Le dije─¿Sabes cómo se le llama a eso?─Le pregunté intentando no votar más lágrimas.

─¿Cómo?─Él sólo me seguía el juego intentando que dejara escapar todo para dejar de sentirme ahogada.

─Desconfianza─Salieron mucho más lágrimas de lo esperado─¿A quién se le ocurre esconderle un novio a una hija?─Pregunté irónicamente.

─Es lo mismo que una hija le esconda el novio a su madre─Respondió a mi pregunta.

─¡Pero yo a ella nunca le he escondido ningún novio!─Me quejé─¿Sabes? Hasta ella sabe que yo nunca he tenido algo serio con alguien porque los chicos que se suponen fueron mis "novios" eran algo infantiles para mí─Luego de la pregunta que me hizo deseé haberme callado lo que dije.

─¿NUNCA HAS TENIDO UNA RELACIÓN SERIA?─Lo gritó.

─Para ellos si era una relación seria, pero para mí sólo eran juegos─Le expliqué mientras seguía haciendo círculos en su brazo.

─¿Por qué era un juego para ti?─Me preguntó mientras se acomodaba de manera diferente y luego inesperadamente me cogió de los brazos e hizo que pasara por encima de él y cayera al otro lado suyo. Luego él se giró y quedamos cara a cara, nariz con nariz, boca con boca, ojos con ojos, pechos con pecho y cosa con coso. Me reí por lo que pensé y respondí su pregunta.

─Porque no ha llegado el chico que haga terremotos en mí. No ha llegado el chico que me lleve a las nubes y ayude a coger una estrella. No ha llegado el chico que me haga sentir todo un zoológico en mi pansa y que me quiera por mi forma de ser y personalidad, no por mi físico y forma de vestir─Le dije muy sincera mientras lo miraba a los ojos.

─¡Vaya! ¡Sí que eres romántica!─Me halagó.

─¿Te parece?─Le pregunté sonrojada.

─No se puede negar─Me sonrió mientras se acercaba de una manera demasiado peligrosa a mis labios─¿Todavía no ha llegado ese chico?─Preguntó mientras se hacía como si fuera a besarme.

─No, no ha llegado─Respondí con la voz entrecortada.

─¿Estas segura?─Preguntó mientras me besaba de una manera demasiada tierna, luego finalizó el beso y se quedó esperando mi respuesta.

─Sí, no ha llegado─Estaba hiperventilando, era tan delicado para tratar a una mujer.

─Entonces, ¿Por qué hiperventilas?─Preguntó juguetón. Ahora entendía su juego, quería que le dijera que él era ese chico.

─¡Ya sé lo que quieres!─Exclamé tratando no reírme, pero no lo logré.

─Quiero saber si todavía no ha llegado ese chico, ¿No?─Contestó sonriendo mientras se paraba de la cama, se inclinó y empezó a mover la cama como si hubiera un terremoto.

No me lo esperaba y pegué un grito ahogado mientras me agarraba de las sábanas como si me fuera a caer. Taylor se rió de mí y luego habló mientras se me volvía a tirar en la cama.

─Eso fue un terremoto─Me explicó.

─Falta que me lleves a las nubes y me ayudes a tomar una estrella─Le conté mientras le acariciaba las sienes.

─¿Sólo eso?─Preguntó mientras se me acercaba para darme un beso pero yo me alejé; empecé a reírme, podía cobrar mi venganza.

─Desde hace mucho tiempo me haces sentir un zoológico; pero no sé si personalidad o por mi físico y sentido de la moda─No medí mis palabras antes de hablar, error que cometo muy seguido, y preciso en ese momento. La cagué.

─¿Qué clase de persona crees que soy?─Arrugó su cara y se paró de la cama─Tus palabras me hirieron─Dijo mientras recogía una sábana y una almohada─Tu eres la invitada así que duerme aquí, puedes coger lo que quieras. Yo dormiré en el sofá─Me avisó mientras salía del cuarto.

─Pero Tay...─No me dejó terminar.

─Hablamos mañana─Me calló.

─Te odio─Murmuré por lo bajo.

─Yo te quiero─Me contestó de una manera que me dejó en modo "¿Qué mierda...?" Salí casi corriendo tras él y me le tiré encima, ya que estaba acostado en el sofá.

─¿Qué tu qué?─Le pregunté mientras le destapaba la cara, sabía que se estaba serio. Pero, cuando lo miré, tenía los ojos cerrados y cara de ángel.

─Yo nada, buenas noches, Candy─Dijo mientras me bajaba de encima de él y se giraba al espaldar del sofá.

─Te odio─Le susurré en el oído y luego le di un beso.

─Candy, ¿Quieres dejarme dormir?─Me preguntó demasiado seco, diría yo.

─Te sigo odiando─Me reí y caminé a su habitación. Busqué en su closet qué ponerme y vi unos pantalones y me los coloqué, me quedaban grandes, pero eran de él. Me quité la blusa y me quedé con el top. Así dormiría, me tendí en la cama y luego me tiré las sábanas encima.

Me puse a pensar en lo que pensaba la mayoría de las veces, Taylor. Así estuviera en su departamento no lo tenía a él, y me entristecían sus arranques; un momento quería besarme, en el otro decía que todo era un error, decía que me quería, luego me evadía. ¿Qué más me dirá? ¿Qué más puedo esperar? En realidad, no soy capaz de pensar que más podría pasar, o qué otra reacción va a tener mañana.

Sin darle más vueltas al asunto, me giré al otro lado y cerré mis ojos, esperando que el sueño llegara. Cuando por fin lo logré sentí que algo se metía debajo de las sábanas, me quedé estática en segundo y luego sentí un brazo grueso y fuerte en mi cintura. Sólo bastó eso para relajarme, era Taylor.

─¿Tienes pesadillas?─Le pregunté y la voz me salió ronca, ¿Llevaba tanto tiempo sin hablar?

─Tú eres la que debe tener pesadillas─Contestó mientras me estrechaba más en su abrazo y me llevaba hasta su pecho.

─Yo no fui la que vine hasta aquí a abrazarte─Le ataqué.

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