Yo soy Carlie ___(tn) Lautner Facinelli. Soy la hija
menor, la consentida, todo gira a mi entorno. Bueno, y Laura la hija de Jackson
y Catherine me acompaña en el mundo de las consentidas cuando nos reunimos la
familia completa. Mis abuelos, mis tíos y sus esposas y la familia del padrino
de Daniel.
Daniel…Él es el mejor hermano que pueda tener,
apenas nos llevamos un año y pocos meses de diferencia, pero su contextura hace
que se vea unos tres años mayor que yo. Yo tengo 15 y él tiene 16, parezco de 18
y él parece de 21. Sí, es algo gracioso.
Para Daniel tener una figura que haga derretir a las
chicas es primordial, es un casanova y pues, yo le ayudo con eso. Vive en el
gimnasio con mi papá y mi tío Kellan, dice que para cuando esté en la edad de
ellos tendrá el mismo cuerpo. Por cierto, parece como si papá y Kellan nunca
envejecieran. No sé si es por tanto ejercicio pero los putos años no se les ve.
Ahora viene mi tío Jackson, tiene a su hijita Laura muy hermosa y es 6 meses
menor que yo, pero ella si es una niña muy niña que no sabe como es que se
disfruta la vida. Mi tío Jackson ha intentado cagarme la vida contándole a
Daniel cómo era que él jodía tanto a mí mamá y todo lo que había pasado. También
le aconsejaba que me cuidara obsesivamente de la misma manera y Daniel a veces
lo intentaba, pero cuando veía que mis papás y yo le caíamos encima, se
arrepentía y volvía a ser el mejor hermano del mundo.
Mis abuelos, Derek y Charlotte tienen una casa
inmensa en Malibú, enseguida de ellos, en otra casa jodidamente grande vivían
mis abuelos Carlisle y Nataly. Están viviendo un poco apartados de nosotros,
porque desde hace 5 años se dedicaron a no trabajar más y llenarse de buena
vida. Mi abuelo Derek dejó a cargo a mi papá de todas las empresas Humbolt y mi mamá quedó con el negocio de mis abuelas junto
con Ashley y Catherine. Lule decidió trabajar de psicóloga de los estados y
viaja demasiado. Es la única que no ha seguido en nuestra familia.
Nosotros, mis papás, Daniel, Kellan y Ashley;
Jackson, Catherine, Laura y yo. Vivimos en Los Ángeles, California. Pero
tenemos periodos en los que vamos a Malibú a una de sus casas o todos viajamos
a la casa en la playa privada que tenemos en Manhattan, Los Ángeles. Sí, es privada y es virgen. Sólo está la
enorme casa que construyeron mis abuelos con ayuda de mis tíos y papá. Humbolt
ha dado un buen dinero para la familia y la tradición de las mujeres con los
diseños también. Tengo una vida demasiado estable y no tengo quejas de absolutamente nada.
Ya habían pasado como 10 años en los que nos reuníamos
e Ian no iba, sólo llamaba y se reportaba excusándose con el trabajo. Victoria
nos enviaba cartas disculpándose por faltar a los encuentros y hoy era el día
en que todos viajaríamos a Manhattan a ver por primera vez en 10 años a Ian y
Victoria. Ellos nos decían que tenían una sorpresa, pero nadie tenía la más
mínima idea de qué era lo que tanto escondían.
Fue cuando los destellos de sol empezaron a asomarse
por mi ventana cuando bostecé intentando conciliar el sueño. No recordaba por
absoluto que debíamos viajar hoy, mamá entró al cuarto y se recostó a mi lado.
—¿Cómo amaneció mi princesa?—Me preguntó mientras
acariciaba mi cabello y se metía dentro de mis sábanas.
—No he amanecido—Respondí con la voz demasiado
ronca.
—Recuerda que nos vamos a Manhattan—
—¿Estás nerviosa?—Le pregunté mientras intentaba que
mi voz volviera a su estado normal.
—¿Por qué nerviosa?—Preguntó asombrada.
—Verás a Ian luego de 10 años. De todo lo que me haz
contado algo debes de sentir por él, ¿No?—Le pregunté curiosa mientras me
sentaba en la orilla de la cama.
—¿Cómo crees eso? Algo llegué a sentir por él, pero
tu papá ganó en aquél sentimiento y todo por Ian desapareció—Me habló muy
sincera. Me parecía embuste, pero por su cara sabía que debía creerle.
—Tienes una historia de mierda—Solté risitas.
Siempre le bromeaba con eso.
—Escuché eso—Dijo papá mientras entraba a la
habitación y me cogía cargada. El mundo me dio vuelta, papá me tenía colgando y
me dio unas nalgadas mientras reía—La historia de tu mami y yo no es de mierda—Se
quejó mientras me soltaba.
—Estoy mareada—Me tuve la cabeza como si se me fuera
a caer y ellos se preocuparon—No pasa nada, taraditos—Me reí de ellos—Apenas me
levanto y mi papá me revuelca, ¿Cómo no quieren que me maree?—
—¡Tonta!—Me soltó papá y se quedó sentado al otro
lado mío.
—Su historia es bonita, ¿Ya se los había dicho?—
—Los dices cada mañana—Mamá rodó los ojos.
—Carlie, cuando tú rodas los ojos, eres totalmente
idéntica a tu mami. ¿Ves que no digo mentiras?—Todos nos echamos a reír. Ya era
costumbre que en la mañana tuviéramos conversaciones similares.
—¿De qué se ríen?—Preguntó Daniel mientras bosteza
recostado en el marco de la puerta.
—¡Peluchito!—Exclamé mientras me tiraba en sus
brazos.
—¿Cómo está la reina de esta casa?—Empezó a
consentirme mientras yo le sonreía como beba pequeña.
Papá y mamá estaban abrazados mirándonos a nosotros.
—Creo que hicimos un buen trabajo—Murmuró por lo
bajo mamá.
—Siempre lo hacemos—Papá siempre alardeando.
—No sean pend…—Daniel me tapó la boca.
—¿A qué hora nos vamos?—Preguntó mientras yo
intentaba zafarme de sus brazos anchos.
—Dentro de una hora debemos estar junto a Kellan y
Ashley—Respondió papá mientras miraba el reloj.
—Ok, ya nos alistaremos—Daniel no quería soltarme
así que le mordí la mano—Auch—Se quejó.
—Eso te pasa por no soltarme—Le saqué la lengua.
—Pues mira lo que te va a pasar por haberme mordido—Salí
corriendo en dirección al baño de mi cuarto, lo que me haría no era nada bueno.
Si yo lo mordía él me devolvía un mordisco peor y ahora no quería eso.
Llegué al baño con ventaja y le pude echar llave a
la puerta. Escuchaba risas por doquier y luego todo se quedó en completo
silencio. Me desnudé y me miré en el espejo. Siempre lo hacía para ver que
cambiaba en mi cuerpo y cada día me emocionaba más. Dicen que la belleza física
no importa mucho y es verdad, pero estaba jodidamente contenta con mi físico. A
mí me gustaba no sabía que pensaban los demás.
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