martes, 12 de marzo de 2013

Capítulo 8: ¿Qué pasa con Deborah?



Nos subimos al auto entre risas mientras discutíamos quién era la que siempre llegaba tarde. Siendo sincera, ¡Makena me gana!

─¿Quieren comprar mucho?─Preguntó Deborah mientras emprendía marcha.

─Yo sólo quiero zapatos─Le dije mientras me acostaba en el asiento como era mi costumbre.

─Quiero ropa─Contestó Makena.

─En total, me harán recorrer todo el centro comercial─Deborah rodó los ojos.

─No te preocupes, no quiero recorrerme toda la zona de calzado, Deborah. Sólo quiero zapatillas bajas...─Medité mientras miraba por la ventanilla─¿Saben? Quiero ver si me lucen esos tacones deportivos

─¡Yo también quiero de esos tacones!─Exclamó Makena saltando en el asiento delantero.

─Tengo que ir a hacer las compras de la casa─Nos avisó Deborah─¿Qué les parece si hoy sólo compramos calzado y mañana las prendas?─Nos preguntó, pero en su tono de quieran o no. En realidad, eso a mí no me perjudicaba.

─¿Te acompañamos a hacer las compras de la casa?─Le preguntamos Makena y yo al unísono. Éramos automáticas cuando pasaban este tipo de cosas.

─Pero, cuando terminemos con los zapatos llamaré a Taylor para que nos acompañe. Ustedes no me ayudarán mucho después de quedar contentas con tacones y zapatillas—Nosotras no tenemos la culpa.

─Prometo ayudarte con lo que comeré. Además, Joseph se encontrará con nosotras en el super—Dijo Makena, ¿Joseph en el supermercado? Miré sus manos y tenía su móvil en las manos y una ventana abierta. 

¡A Makena le gusta Joseph! Bueno, es lindo.

─Servirá de mucha ayuda─Bufó Deborah.

El resto de camino la pasamos silenciosas escuchando música. No sé por qué el camino se me hizo eterno y ver lo que dejaba atrás por la ventanilla me hacía pensar el Taylor. ¿Le había sacado lágrimas por decirle que era un juego para mí? Esto era imposible, quiero decir, ¿Por qué? ¿Qué soy yo para él como para haber llorado por mi estúpida manera de escapar? Por mi estúpido alboroto sin sentido. ¿Qué había pasado ayer? Sólo acudí a él por ser el hombre que me merezco y porque sin más, es el hermano de mi mejor amiga y sé que mi mejor amiga no sería capaz de entenderlo. Pero, ¿Por qué dormí con él & por qué me besó? Porque por fin hice que cayera en mis encantos, ¿O no?

¡Es todo tan jodidamente confuso y no logro entenderlo! Me pone bien que haya llorado, quiere decir que le importo. Pero, ¿Realmente le importo? He estado dándole más importancia de lo común desde hace un año y obvio tanto Makena como él lo han notado. He hecho algunas cosas y él me ha rechazado algunas veces o empieza con otras y luego se arrepiente y ¿Ahora llora porque le dije que sería mi juego? ¿Puede ser eso posible o soy muy terca como para entenderlo?

"Eres tan terca"

¿Quién se creía?

"& tu un sentimental"

"Malo sería que no lo fuera"

Miré por la ventanilla y sonreí como tonta. Sentí la mirada de Deborah por el espejo retrovisor interno e intenté esconder el móvil y quitar mi sonrisa de estúpida. Pero vio mi movimiento y sonrió satisfecha mientras entraba al parking del mall

¿Quién se creía?

"Lo siento, lo siento, lo siento. Si soy una terca de mierda, pero TÚ me vuelves así, Taylor. Eso es lo que causas en mí & no está bien"

"¿Qué causo en ti?"

¡Ay mierda! «¿Qué has dicho, Candy Bluewood?» Bufé y guardé el móvil en el bolso.

Salimos del auto y empezamos a caminar por todo el mall, en la cuarta planta quedaba el supermercado, podíamos recorrer tranquilas la zona de calzados para luego ir a hacer las compras. Pasamos por una tienda de vans y me compré unas cuantas zapatillas con la tarjeta de crédito de mi madre; la única cosa buena que tiene. Makena se compró miles de zapatillas y miles de tacones, junto con los deportivos que no me gustaron. Cuando íbamos subiendo al tercer piso para comer algo Deborah se adelantó y llamó a alguien al móvil, Makena y yo no pudimos escuchar la conversación.

─Joseph está en el supermercado─Comentó mientras jugaba con una de las bolsas.

─Te gusta Joseph, ¿No?─Le dije mientras la miraba con esa sonrisa de "Mi pequeña está creciendo y aprenderá lo que es la vida"

─Y a ti te gusta mi hermano, ¿No?─Me dijo ella retándome.

─Estábamos en el tema de Joseph, no me cambies el rumbo de la conversación─Le pedí riéndome─Te gusta, ¿Verdad?

─¡Me encanta!─Exclamó exaltándose a sí misma.

─Tu hermano me trae loca─Suspiré y ella paró en seco. Deborah hizo tiempo para esperarnos y no pudimos seguir con la conversación.

─¿Qué quieren comer?─Nos preguntó mientras guardaba su móvil.

Makena pidió comida china y empezamos a buscar en toda la zona un restaurant de comida china. Cuando estábamos sentadas esperando la comida la mirada de Deborah dislumbraba la complicidad, ¿Qué está pasando?

─Ustedes no me ayudaran a hacer las compras─Resopló Deborah y Makena sacó uno de sus tacones para probárselos, por quita vez. Rodé los ojos.


─Yo si te ayudaré─Le contesté desalentada mientras le daba un sorbo a mi soda. Ella me echó una mirada de "No, no lo harás"

─Yo también te ayudaré, mami─Le dijo Makena─Joseph nos ayudará─Deborah rodó los ojos y la miró con el "No, no lo harás" de nuevo. Nos dimos por vencidas diciéndole que si le ayudaríamos y empezamos a comer en cuanto nos trajeron la comida. En realidad tenía hambre, ni me preocupé por comer de manera decente; mi estómago rugía y no me había dado cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que me comí el sandwich de huevo en la casa de Taylor.

Taylor.

─Bueno, ¡A hacer las compras!─Dijo una Deborah emocionada mientras nos entregaba una barra de chicle.
─Claro─Dijimos mostrando interés y recogiendo las bolsas─¿Podemos llevar esto al auto?─Preguntó Makena.

─Ah, si─

Fuimos al auto y metimos todo en la cajuela y lo que no cabía ahí lo metimos en el asiento trasero, ¿Dónde iría yo? Detrás de nosotros sentimos que alguien ponía la alarma de su auto. ¿Ah?

Makena se giró como toda chismosa y luego salió corriendo, me giré enseguida.

─¡Hermano!─Exclamó una Makena emocionada mientras se le tiraba encima a un Taylor petrificado con sus hermosos ojos oscuros en mí. Dejé caer una bolsa al suelo. ¿Qué hacía él aquí?

─Mamá─Susurró reprimiendo ¿Su enojo?─Dijiste "Makena y yo"─Imitó su voz.

─Si te molesta que esté con ellas, puedo irme─Le dije mientras me inclinaba a recoger la bolsa que dejé caer.

─¡NO!─Gritó alarmado y luego se controló─Nunca he dicho eso, sólo no me lo esperaba─Murmuró mientras bajaba a Makena de encima suyo que estaba expectante a mis reacciones.

─Chicas, lo llamé para que nos acompañara a hacer las compras─Deborah sólo me miraba a mí, ¿Qué le pasa?─Él me ayudará, se que ustedes no lo harán─Rodó los ojos.

Asentí con la cabeza y caminamos en silencio al elevador, para que nos llevara al cuarto piso donde estaba el supermercado.

─Yo si te ayudaré─Chilló Makena mientras miraba su móvil y oprimía unas cosas─Compraré lo que yo quiero comer, Candy comprará lo que ella quiere y Taylor hará lo mismo. Así tu sólo debes preocuparte por las cenas familiares y lo que le darás a papá─Buena idea de su parte. Así yo también surtía mi refigerador. Si me quedo esperando a mamá comeré todos los días en la calle.

─Te ayudaremos─Le dije mientras zapateaba deseosa de salir de la tensión que había en el elevador. Cuando las puertas se abrieron ahí estaba Joseph.

─¡Ahí estás!─Exclamó emocionado y Makena lo abrazó con tanta emoción que se me hizo enfermizo. Deborah puso los ojos en blanco y salió del elevador; suspiré y seguí sus pasos.

─Hola Joseph─Le di un beso en la mejilla y me puse al lado de Makena.

─No vamos a hablar─Dijo una Makena estresada de mi presencia─¿Vamos?─Le preguntó a Joseph y éste extendió su mano para que Makena la tomara. Se fueron por un carrito y empezaron a hacer las compras mientras se reían. Me quedé ahí parada viéndolos, mi pequeña estaba creciendo; sonreí idiotamente y luego Taylor pasó de largo con sus manos en puños en dirección a Makena y Joseph.

─¡Hey, hey, hey!─Exclamé en susurros mientras lo alcanzaba y lo cogía de gancho haciéndolo retroceder─No vas a ir allí─Le hablé con mi tono de 'Yo mando y tu te vas a la mierda' mientras lo obligaba a encaminarse donde estaban los carritos.

─¡Es mi hermana!─Exclamó mientras llevaba el carrito como un buen hombre, pero todos veían la irritación que emanaba.

─Y es mi mejor amiga, ¿Crees que no la quiero como una hermana?─Le dije mientras le daba un codazo y caminaba a su lado.

─¿Cómo es el chico?─Preguntó malhumorado pero resignado.

─Alto, moreno, fornido....─Hice una pausa─De algún modo, se parece a ti─Contuve mi risa.

─¡No hablo de eso!─Exclamó en un tono más fuerte por lo que tuvimos algunos ojos encima de nosotros.

─Nunca se te vuelva a ocurrir hablarme en ese tono cuando estamos en público─Le susurré en el oído y me adelanté irritada buscando cereales. Volví a mirarlo de reojo y como lo esperé rodó los ojos mientras me alcanzaba con el carrito. ¿Soy qué cosa para que me hable así? Eché unas cajas en el carro y me encaminé a la zona de alimentos refrigerados .

─¿Estás enojada?─Me preguntó Taylor mientras se hacía a mi lado mirando lo que llevaría.

─¿Cómo me hablaste?─Le pregunté mientras cogía los ingredientes refrigerados que necesitaba para hacer unos tacos mexicanos, aunque me faltara la sazón mexicana.... Sólo lo intentaría.

─¿Me perdonas?─Preguntó mientras me obligaba a mirar su carita de niño regañado y mi corazón se ablandó.

─Así como me hablas pidiéndome perdón deberías hablarme todo el tiempo y más si estamos en un lugar público, no me gustan formar parte de los ridículos espectáculos─No me había dado cuenta que me estaba acercando demasiado a sus labios hasta que los rocé─¡Lo siento!─Exclamé por lo bajo mientras me separaba de él bruscamente y me encaminaba por los ingredientes que me faltaban. No sabía qué más comería esta semana.

─¿Qué causo en ti?─Preguntó de repente mientras me seguía. «¡Húndete, idiota!» Me gritaba mi odiosa subconsciente por haberle escrito eso en el chat.

─¿Quieres ver mi protector de pantalla?─Le pregunté mientras sacaba el móvil─Es lindo─Me aguanté las risitas nerviosas y sin más, me ruboricé completita.

─¿Qué tienes tu protector de pantalla?─Preguntó mientras me recibía el móvil y abría los ojos como si fuera a echarle gotas.

─¿Y......?─Moría de la vergüenza, pero era una pequeña demostración de lo que él causaba en mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario