viernes, 1 de febrero de 2013

Capítulo 22: Se adelantan los planes.


Ya era viernes y sólo había visto a Andres cuando volvía a mi casa del colegio. Estaba llena de trabajos y le exigía a él que estudiara también para que fuera alguien en la vida. Para que saliera adelante & se fuera del lado de su madre antes de lo esperado. Para que marcara la diferencia al lado de sus amigos vagos y drogados. Me estaba levantando de la cama cuando mi mamá me gritó que cogiera el teléfono. Arrastré mis pies hasta la mesita de noche al lado de la cama de Cristina y contesté.

-Llamada telefónica-

—¿Hola?—Dije mientras volvía a tenderme en mi cama. Hoy no tenía clases porque le había pasado algo al director de grupo y no sé qué otras cosas.

—¿Cómo está mi sobrina preferida?—Preguntó mi tío emocionado con su acento americano.

—Dormida—Le dije mientras daba un bostezo.

—Así estás siempre—Dijo entre risas mientras un policía le decía que aparcara si iba a hablar por móvil.

—Dormida no te funciono—Le dije entre risas—Aparca en alguna esquina para que no te hagan multa, Fabio—La verdad, para dirigirme a él nunca le decía "Tío"

—¿Qué te parece si te vienes el domingo para L.A?—¡¿Qué mierda?! Me levanté de la cama como si tuviera un resorte en el culo.

—¿Qué?—Pude decirle.

—Sí, no sé cómo hizo tu mamá, pero tu papá por fin firmó y pues ya tienes tu visa y tu permiso como es y ya te inscribí y te pagaré la High School—Me contó emocionado y mis ojos empezaron a brillar.

—Las preparatorias de Los Ángeles no tienen muy buena reputación....—Hice una pausa—¿Cuál es?

—Mount St Mary’s College—

—¿El que es como un castillote y está rodeado de zona verde?—Le pregunté emocionada—Será una aventura interesante—Resoplé tragándome mi emoción.

—No encontré un colegio mixto y realmente bueno para que terminaras tu último año, lo siento—Se disculpó y me lo imaginé alzando los brazos a la defensiva.

—Dije que será una aventura interesante—Le repetí—Creo que no tendré problemas con eso.

—¿Segura?—Exclamó escondiendo risas.

—¡Gracias, Fabio!—Le grité con emoción.

—Ya te mandé el dinero del tiquete, tu mamá te lo comprará—Me avisó mientras escuchaba el auto ronronear.

—¿Y quién te dijo que yo iba a ir?—Le pregunté seria.

—Desde hace tiempo quieres esto, sé que no me dirás que no—Apuesto 10 a que rodó los ojos.

—Empezaré a hacer las maletas—Le dije emocionada—Me llevarás de compras allá, ¿Verdad?—

—¿Usted cree que porque su tío vive en EE.UU tiene toda la plata del mundo?—¿Cuando había entrado mi mamá al cuarto?

—Claro, ¿Cuándo te he dicho que no?—Me preguntó mi tío contradiciendo a mi mamá. Seguido, le saqué la lengua para que viera que ganaba.

—Nos vemos el domingo, ¡FABIO!—Le grité y colgué el teléfono.

-Fin de la llamada telefónica-

—¿Estás emocionada?—Me preguntó mamá.

—¡Por favor! Eso se nota—Dije mientras me montaba en la cama y empezaba a saltar para luego caer de culo al suelo. Mamá Salió del cuarto dejándome en compañía de Cristina.



Saqué las empolvadas maletas del closet y empecé a sacar todas las ropas que tenía separándolas de las de mi hermana. Cogí los zapatos, desde las zapatillas de deporte hasta los tacones de salir. ¡Por Dios! Esta batola queda diminuta para tapar toda esta emoción que tengo. Quiara empezó a meterse entre mis pies y la cogí cargada para darle un gran abrazo y meter mi rostro en su melena.

—Nos vamos, mi reina—Le dije como si ella fuera una bebé de verdad—¡Nos vamos!—Le grité y ésta ladró meneando la colita. Brincó de mis brazos y corrió por su juguete para que jugara con ella—No, señorita, no voy a jugar—Le dije suave mientras le agarraba el lazo del hocico. Quiara entuciasmada pusos sus dos paticas delanteras en mis rodillas reclamando su juguete—¡Que no, Quiara! Siéntate—Le ordené y como perrita regañada se sentó.

—Sí, Karen, ¿Cómo más te va a mirar si es una perrita regañada?—Dijo mi hermana leyendo mis pensamientos.

—¡Se ve tan tierna!—Exclamé mientras me tiraba al suelo y la abrazaba. Empecé a hacerle cariños mientras mi hermana tiraba todas mis ropas distribuidas en las maletas junto con los zapatos y me dejaba unos cuantos atuendos fuera para hoy, el sábado y domingo que tenía para despedirme de todos.

—Tu vuelo sale el Domingo a las 7:30am, Karen—Me avisó mamá desde la puerta.

—¿Dijiste que llevaba mascota?—Le pregunté sorprendida por no haberme acordado de Quiara antes.

—Sí, le tenés que conseguir casita si te la queres llevar—Menos mal está pequeña y la puedo meter en un bolso de chihuahua.

—Y.....—Dije esperando solución respecto al dinero. Mamá rodó los ojos.

—Tú tío también mandó la plata—Le sonreí de oreja a oreja y me di un baño para dar un paseo con Quiara y pasar por la casa de Andrés. Él es la persona con la que quiero estar estos 2 días.

Esto será como un balde de agua fría para él. Se me descompuso el rostro en segundos... Simplemente, él no puede viajar, ¡No! Él no quiere viajar conmigo. Se lo he propuesto muchas veces, le he dicho a Fabio que si es posible, pero, claro, el terco de Andrés no quiere. ¡Idiota!

—¡Amor!—Exclamó Andrés mientras salía de su casa con el uniforme del colegio.

—Mi rey—Murmuré mientras intentaba cambiar mi semblante.

—¿Y el colegio?—Preguntó mientras me abrazaba y besaba.

—Hoy no tuve clase—Le contesté—¿A qué hora sales hoy?—Le pregunté. Sería mejor decirle después, ¿El domingo?

—¿Y no estás llena de tareas?—Preguntó curioso y asombrado.

—No, no volveré al colegio—Le contesté mirando mis converse.

—¿Qué mierda?—Dijo asombrado—¿Cómo se le ocurre? Karen usted va al colegio porque va—Estaba tan serio que daba miedo.

—¿Piensas obligarme?—Le dije alzando una ceja—¿Cómo?—

—Esto se pone a la inversa, Karen, querías que yo fuera a estudiar. Ahora quiero que usted vaya a estudiar—Me contestó sentándose en los escalones de la entrada.

—Creo que tienes razón, lo que pasa es que.... —Empecé a tartamudear—Creo que es mejor hablarlo adentro, ¿Irás al colegio?—Le pregunté mientras le quitaba la correa a Quiara y ésta empezó a correr por el jardín.

—No, ya no quiero ir. Vamos adentro—Me hizo ademán de que entrara mientras abría la puerta.

—Quiara—La llamé y corrió adentro meneando su colita.

—¿Qué es lo que pasa?—Preguntó Andrés mientras entrábamos a su cuarto y cerraba la puerta. Quiara se subió a la cama solita, ya la alcanzaba y se echó en una esquina de la cama.

—Es algo difícil y triste. Creo que ha pasado poco tiempo y es bueno, porque el vacío no será grande....—No me entendería y yo tampoco.

—¿Ah?—Dijo alzando una ceja, típido del Andrés confundido.

Me acosté en la cama dándole la espalda y alzando un pie. Andrés empezó a acariciar mis hombros y luego fuE bajando hasta llegar a mi trasero y apretarlo brevemente. Callé un gemino y giré para mirarlo, se estaba mordiendo su labio inferior.

—¡Dios Santo!—Exclamé mientras me le lanzaba en brasos y comenzaba a besarlo salvajemente. Me separé de él bruscamente y empecé a quitarme las ropa rápidamente, lo quería dentro de mí ahora. Él sentía lo mismo, apenas vio lo que hacía empezó a hacer lo mismo y nos tiramos a la cama besándonos de nuevo.

Andrés empezó a abrir mis piernas y con tal facilidad se introdujo dentro de mí. Fue mi perdición, por fin estaba dentro de mí, de nuevo. La verdad, me he escapado todas las noches para verme con Andrés en su cuarto y hacer lo mejor que sabemos hacer juntos, el amor.


—¿Por qué?—Le pregunté mientras empezaba a vestirme lentamente.

—¿Por qué que?—Preguntó poniéndose sus jeans.

—Si estamos solos nunca podemos hablar, siempre es sexo, sexo y sexo—Le dije rodando los ojos.

—¿Sexo?—Dijo ofendido—Karen, no sabes lo que es tener sexo. Yo te hago el amor, nosotros no tenemos sexo—¿Podría haber un hombre mejor? «¡No, Karen! Taylor no está incluido en esto» Me regaño mi subconsciente—Cuando tienes sexo es cuando no hay amor en ninguna de las caricias.

—Lo sé, amor—Dije mientras me acercaba y le abrazaba arrodillada en la cama. Mi rostro quedaba en su hermoso pecho. Me besó el cabello.

—¿Qué era lo que me tenías que contar?—Me preguntó mientras se ponía su camisa y me tendía la mía.

—Me voy—Susurré mientras jugaba con la blusa.

—¿Te vas para dónde? ¿Tenés afán?—Me preguntó.

—No, de hecho, me voy el domingo. Pero.... Andrés, me voy—Lo entendió perfectamente.

—¿Por qué? Eso iba a ser dentro de un año, Karen. Ibas a presentarte en la universidad allá, no ha terminar el bachillerato. ¡Karen! ¿Qué juego es este? Increíble, parce, me vas a dejar solo. ¡Ni siquiera a pasado una semana desde que empezó esto y venis a decirme que te vas!—Se alteró demasiado y las lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas—No me vengas ahora con tus lágrimas de mierda, Karen Hayes. ¡Qué chimbada, parce! ¿Usted como es capaz de hacerme eso?

—¿Chimbada? Chimbada es que no lo entendas, malparido. Si supieras que lo que yo más deseaba en este puto mundo era que vos me apoyaras. No que me dijeras que mis lágrimas son de mierda y que te voy a dejar solo. ¡Por favor! ¡El mundo no gira a tu alrededor, pirobo!—Chillé parandome de la cama—

—¡Que gonorrea!—Dijo mientras se sentaba y se apretaba las facciones de la cara.

—Andrés yo no voy a perder esta oportunidad porque usted se va a quedar solo. ¡NUNCA! Esta mierda no se ve todos los días y yo he soñado con ese marico día todas las jodidas mañanas de mi existencia. ¡Quiero escapar de toda esta mierda! Por primera vez en mi vida quiero eso, ¡Escapar! Quiero dejar todo esto aquí y empezar una nueva vida. Quiero dejar de vomitar porque no me respetan o porque me tratan como si fuera alguien sin valor. ¡Quiero dejar de hacerme daño a mi misma!—Le grité mientras le mostraba mis muñecas y su rostro pasó de estado enojado a estado de horror—Y esta sería la mejor manera de solucionar las cosas. Cada quien hace con su trasero un candelero y K se va para Los Ángeles para que sus estudios sean los mejores y pueda ser todo lo que quiero hacer—Mi voz salía en pequeños susurros y sentía que la garganta se me tapaba—Me voy, Andrés. Es algo que decidí hace mucho tiempo y ahora no me voy a ir para atrás. Sabes muy bien que no soy así. Lo siento demasiado, pero creo que necesitarás encontrar a alguien más que te haga el amor y si es muy difícil puedes estar con alguien a quien puedas follar. Lo aceptaré—Me acerqué y le di un beso en la frente para luego salir con una Quiara con su colita dentro del rabo. Sentía la tensión y la tristeza de los dos.

—¿Qué pasó, Karen? ¿Por qué esos gritos?—Preguntó una Patricia alzando las cejas.

—Nunca lo entenderías—Murmuré mientras salía de la casa y cerraba de un azote. Las lágrimas no cesaban.

Cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue encender la lap y entrar directamente a Facebook. Entré en mi perfil y quité mi estado sentimental por soltera. En tan solo segundos llegaron notificaciones de un montón de comentarios con cara de sorpresa y otros un tanto sarcásticos diciendo que por fin había aprendido a ser una mujer de las de "ahora". Ignoré la mala vibra y entré a la page de Taylor para contarle a las Taylovers que me iría a la ciudad donde estaba nuestro primor.



Mañana tendría que despedirme de las academias.

Volví a la page de inicio y me di cuenta que mis contactos no dejaban de comentar mi estado sentimental. Lo que más me llamó la atención fue el comentario de la cara triste de Andrés y su actualización de foto de perfil. Una carita llorando con un fondo negro. Al parecer, estaban más del lado de él que del lado mío. Su foto tenía más 'Me gusta' que mi estado sentimental. «Pero, ¿En qué coño te estas fijando, K?» Me regañó mi subconsciente. Típica chica celosa husmeando el perfil de su novio.... Mi ex novio...




—Mami, quiero Nutella—Le dije mientras me sentaba en el mesón de la cocina y observaba como hacía la cena.

—Esta vez no compramos tu nutella, Karen—Como era de costumbre, puso los ojos en blanco.

—Estoy deprimida, ¡Quiero Nutella!—Le dije con voz de beba.

—¿Qué pasó con Andrés?—Me preguntó mamá mientras me daba una palmada en la mano por robarle una papa frita.

—No me entiende, no quiere que me vaya y puede joderse de aquí a la mierda. ¡Que se pare en las pestañas! Pero de que me voy, me voy—Le dije mirando el piso de madera.

—Nunca va entender eso, Karen. La verdad, casi nadie lo entiende—Me reconfortó.

—Porque todos son unos idiotas, pero, quiero Nutella—Le dije mientras levantaba mi mirada del suelo y le regalaba una sonrisa.

—La conseguirás el Domingo cuando estés con Fabio—Me dijo mamá.

—¡Que malosa!—

—Mas bien, ¿Cuando vas a comprar la casita de Quiara?—Me preguntó mientras me obligaba a bajarme del mesón.

—¿Mañana?—Le pregunté.
—¿Mañana? ¿Y luego vas a la academia?—Preguntó y salí de la cocina directo a mi cuarto.

Cuando volvía a la cocina arrastraba el push para acostarme.

—No quiero ir a la academia—Le conté—Será demasiado difícil despedirme. Mejor tú vas después y dices que me fui—

—Siempre lloras, entonces no sé por qué no vas.

—Necesito comer Nutella, llorar en silencio y dormir, ma’ ¿Será que esta vez me dejarás?—Le pregunté seria. Ya se me había quitado lo fastidiosa.

—¡Cálmate, mujer!—Exclamó mamá alzando las manos, en la derecha tenía el cuchillo para cortar carne.

—¡Cálmate tú, madre!—Le dije señalando el cuchillo y soltamos carcajadas.

Después de la cena volví a mi cuarto y empaqué todos los juguetes que tenía de Quiara en una maletica con huellitas. Créanme, Quiara es mi primera hija, los primeros hijos siempre tienen hasta lo que no necesitan. Ni me preocupé por la laptop, sólo me acosté con Quiara y pensé hasta llegar a las lágrimas y seguidas de estas la inconsciencia.



Elegí el primer bolso que vi, a cuadros. Esto no estaría mal.

Ya eran las 7:30pm y me había pasado todo el sábado tendida en mi cama escuchando música y llorando como estúpida. Sin motivo alguno… lo sé, sé que ese motivo tiene nombre, pero no quiero aceptarlo. No puedo llorar por él, no cuando soy una gonorrea para él. Debía preocuparme por mí ahora, no por lo que pasaría con él. O sea, me iré a Los Ángeles, California para ser una profesional de esas que tiene títulos de “verdaderas” profesionales como lo cree todo el mundo cuando ve un título americano. <Los americanos mandan el mundo>

Fui a la caja a pagar y pasé por un supermercado por otra Nutella, debía llorar más. Soy una gonorrea para él. Cuando abrí la puerta de la entrada me encontré con mis maletas al lado de la lámpara y la maleta de Quiara. Quiara empezó a ladrar y a correr a mi encuentro, me arrancó una sonrisa del rostro, mi perra hermosa. Dejé el bolso encima de las maletas y caminé directo a mi cuarto. Me di un baño, me puse un pijama de Cristina y me recosté a comer Nutella. Quiara quería que le diera de probar, le olía bien. Pero no darle comida humana estaba es mi reglas para ella y jamás se me escaparía un poco de cualquier alimento si ella estaba cerca.

La obligué a girarse del otro lado y se quedó dormida. Me encerré en el mundo de la música hasta que me sentía repleta por la Nutella y la guardé para dormirme. Mañana a las 7:30am tendría un avión que tomar.

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