jueves, 19 de julio de 2012

Capitulo 5: Mala jugada recepcionista.



En ese momento llegó Marcelo, el hijo del Sr. Perotti, el dueño.

–¿Qué pasa aquí Amber?–Preguntó mientras caminaba a mi lado y me abrazaba. Sentí un cosquilleo inexplicable.  Sin duda el chico me gustaba y parecía que yo a él pero me hacía la estúpida,  no quería enredarme en el amor por ahora. –¿Cómo está la quinceañera que yo más amo?–Me preguntó de una manera demasiado cariñosa, mi corazón estaba a punto de caer en mis manos.

–Contenta  ahora que te veo a ti –Eso se me salió de golpe.

Ese era el momento en el que quería que la tierra se abriera y me tragara, pero no se manifestaba.

–¿Qué fue lo que dijiste? –Dijo con demasiado entusiasmo y el chico de la recepción empezó a apesadumbrarse por   haberme hablado de esa manera.

–¿Quieres que lo repita?–Le dije apenada.

–Sé que no lo repetirás –Me contestó y luego volvió a abrazarme y me susurró en el oído –¡Buon  Compleanno!

En ese momento yo me quedé en modo ‘¿Qué mierda dijo?’ pero traté de no demostrarlo tanto, él comenzó a reírse y el sonido de sus risas hizo que las mariposas de mi pansa cobraran vida de nuevo.

–Este es el momento en el que me traduces lo que dijiste –Le dije sonriendo, no sabía que había dicho, pero si sabía que estaba hablando en italiano.

–¡Feliz  Cumpleaños, Reina mía!–Me tradujo y yo me orgasmeé en ese momento, por decirlo de alguna manera.

–¡Muchísimas gracias, corazón!–Contesté contenta mientras le daba un beso en la mejilla, el giró un poco la cara y resultamos dándonos un beso que llaman ‘Media luna’ el famoso beso que se da en mitad de los labios–Aunque yo sé que no dijiste “Reina mía”, sólo dijiste dos palabras Boun o Buon algo–Le dije mientras reía.

–¿Por qué no has entrado con tu familia? Ellos te están esperando–Me avisó mientras pasaba una de sus manos por mi cintura. Me sentía extraña pero bien.

–El recepcionista no me ha dejado pasar porque no hay más mesas disponibles y disque tampoco hay en el jardín, donde a mí me gusta–Le conté mientras miraba amenazante al chico ese.

–Lo siento Sr. No sabía que ella era su novia, discúlpeme por favor, tampoco sabía que estaba de cumpleaños. En verdad lo siento–Se disculpó de todas las maneras que pudo el recepcionista.

Me quedé petrificada cuando el muchacho dijo “su novia”, en realidad no lo era pero me gustó que lo dijera. Marcelo tampoco lo negó, pero me miró confuso porque yo no lo hice.

–Luego hablaremos de eso–Contestó sin mirarlo y pasamos hasta  el jardín–¿Por qué no negaste que no somos novios como siempre lo haces?–Me preguntó muy muy confuso.

–Me gustó como sonó–Contesté su pregunta–Además el chico me habló mal y se está martirizando pensando que soy tu novia.

–¡Amber!–Gritó mamá desde la mesa. Mi vista recorrió inmediatamente el lugar hasta que los ubiqué y todo estaba totalmente hermoso. Marcelo me dio un empujoncito para que caminara hacía ellos y cuando había dado como dos pasos ya había desaparecido hacía la oficina, ni siquiera me dio tiempo de pronunciar su nombre. 

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