viernes, 15 de febrero de 2013

Capítulo 6: Sólo me pasa a mí.


─Entonces yo tengo pesadillas─Dijo sin discutir. Eso fue tan maravilloso como encontrar el secreto de la coca-cola.

Me giré y lo abracé, no alcanzaba a abrazarlo completamente como él a mí. Pero con abrazarle el torso y parecer como si estuviera abrazando un oso, me sentía bien.

Así quedamos dormidos hasta que los rayos del sol empezaron a entrar por la ventana. Estaba acomodada de manera diferente a como me había dormido, era Taylor el que me abrazaba a mí y yo le daba la espalda, pero teníamos las manos entrelazadas. Me giré para que su pecho me tapara la luz y con la mano busqué las sábanas para taparme completamente; y lo que indicaba a él, taparlo hasta el cuello.

─Debemos levantarnos ya─Susurró mientras me estrechaba más en su abrazo.

─No quiero─Contesté mientras respiraba en su cuello y él se tapó completamente con la sábana. Allí volvimos a dormirnos y no me volví a mover ya que sabía lo terriblemente horrible que estaba el sol en ese momento, no me convenía destaparme y lo tenía muy claro.

Después de unas horas pasó lo más incómodo y espantoso que me haya pasado en la vida. Había sentido que abrían la puerta, pero pensé que era en mi sueño. Pero cuando pasaron unos minutos un chico gritó y nos quitó la sábana que nos tapaba a Taylor y a mí.

─¡¿QUÉ MIERDA?!─Gritó Taylor exaltado.

─¡Dios Santo!─Susurré por lo bajo mientras me encogía en el pecho de Taylor como si me fuera a tapar de la vista del chico.

─Lo siento, bro. No sabía que tenías visita─Dijo este apenado mientras le volvía a pasar la sábana, Taylor de inmediato me tapó completamente, ¡Dios! ¿Quién era ese? Ni alcancé a verle el rostro, no me esperaba algo así. ¿Cómo entró? ¿Qué Taylor no tenía privacidad?

─¿Por qué diablos no avisaste que vendrías? ─Taylor empezó a hablarle como si fuera a golpearlo mientras se paraba de la cama. Pensándolo bien, ¿Cuál era el problema? Ni que estuviéramos desnudos o yo qué sé.

─No pensé que…─Iba a decir su amigo.

─¿Será que puedes salir del cuerto? ─Le dijo un Taylor impaciente y agresivo.

─No, no se preocupen─Dije mientras decidí quitarme la sábana─La que me voy soy yo, ya es tarde─Dije lo primero que se me vino y salí del cuarto dejándolos a ellos dos solos.

¿Dónde estaba mi ropa y mis zapatos? ¡Ay mierda! ¿Dónde estaba el baño?

Me puse a vagabundear por el departamento mientras él cuchicheaba con su amigo en el cuarto. Pasé por la cocina y busqué algo de comer en la alacena. Decidí hacerme un sándwich de huevo, ¿Algo más delicioso?

Saqué el tomate y la lechuga del refrigerador y comencé a lavarlos –Podía darme el lujo de ser muy aseada– Puse los panes en la tostadora y empecé a fritar el huevo. Mientras rebanaba el tomate juguito de éste cayó en mis manos; como era mi costumbre, pensaba limpiarme en la blusa. Pero, ¡Oh sorpresa! No tenía blusa. Me lamí el dedo y caminé al cuarto como si alguien me persiguiera.

─Siento interrumpirlos─Les dije como si realmente lo sintiera y cogí una camisa de Taylor que estaba en el piso para volver a salir.

─Y tu mujer si es bella─Dijo el chico al que no le miraba a la cara.

─¿Qué? ─Escuché que dijo Taylor y corrí hasta la cocina, no quería escuchar más.

Hice el sándwich y cuando lo partí en el medio me ensucié un poco más, así que empecé a limpiarme en la camisa de Taylor, espero que no se moleste o pelearemos rico. Puse una parte de sándwich en un plato y serví jugo de naranja, caminé hasta el living y encendí la tv. Si vamos al caso, necesito que Taylor me lleve a mi casa si quiere que me vaya de aquí, ¿No?

Minutos después Taylor apareció en el living con su cara de amargado.

─Perdónalo, no tiene la culpa de ser lo que es, su mamá lo dejó caer de bebé─Intentó hacer una broma pero su expresión seguía amarga.

─Tú mujer cocina bien, bro─Escuchamos la voz de su famoso amigo─¡Compártela conmigo!

Hice mala cara, ¿Su mujer? ¿Cocino bien? Si se está comiendo el sándwich de Taylor lo aventaré con la escoba, lo juro.

─¿Quién es el idiota? ─Le pregunté a Taylor muerta de rabia─¿Quién te dijo que soy su mujer? ─Le grité para que escuchara desde la cocina. ¡Es un atrevido!

─¡Nadie ha dicho lo contrario aquí! ─Gritó él de vuelta. Taylor sólo me miraba asombrado.

─¿Quién te dijo que podías comerte lo que prepare? ─Volví a gritarle mientras me paraba del sofá y caminaba a la cocina.

─Esto no tiene el nombre del propietario─Contraatacó mientras yo entraba a la cocina.

─¡Eres un engreído de mierda! ─Exclamé mientras me tapaba los ojos desesperaba y pasaba mis manos pesadamente por mis sienes.

─¿Soy de mierda? ─Preguntó este y me sorprendió, lo miré bien y era un chico demasiado guapo, ¿Fue hecho del mismo molde que Taylor? Bueno, al menos, eso parecía… Moreno, cuerpo escultural, cabello medio largo y realmente sencillo.

Engreído pero lindo.

─Sí que lo eres─Le dijo Taylor mientras entraba a la cocina y se paraba al lado mío─¿Por qué viniste, Kiowa? ─Preguntó Taylor pesadamente mientras se apoyaba en el refrigerador.

─No lo sé, no sabía que tenías visita─Contestó mientras se dejaba caer en el mesón─Ni siquiera me presentas a la hermosa dama que estaba durmiendo contigo─¿Ahora está jugando a ser un caballero? ¡Puto chico!

─Ella es Candy, Candy él es Kiowa─Nos presentó mientras rodaba los ojos.

─Encantada─Dije sin ánimos de estrecharle la mano, pero el tipo este es tan coñudo que me haló para darme un beso en la mejilla.

─¿Eres su mujer? ─Pe preguntó sin tapujos y sentí un cosquilleo en mi estómago. Por más que detestara el matrimonio me gustaba que pensara que era la mujer de Taylor.

─No… Soy la… Sólo soy Candy─Tartamudeé, ¿Sería malo decirle que era la mejor amiga de su hermana menor?

─Exacto─Dijo Taylor desconcertado─Ella es sólo Candy, ¿A qué viniste, Kiowa? ─Volvió a preguntarle Taylor incómodo de que estuviera invadiéndole su privacidad.

─Necesitaba el auto, ¿Me lo prestas? El mío lo choqué ayer y andan arreglándolo─Le contó ahora sí en serio, a lo que vino.

─Aquí tienes las llaves─Dijo Taylor mientras salía de la cocina y se las lanzaba─Un rasguño y me compras uno nuevo─Le advirtió y lo llevó arrastrado hasta la muerta─Cuídamelo─Fue lo último que dijo después de quitarle las llaves que tenía del depto. Y cerrarle la puerta en las narices.

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