sábado, 23 de febrero de 2013

Capítulo 7: Tengo que volver


¿Ah? ¿Ahora cómo me llevará a mi casa? ¡Un momento! ¿Quiero ir a mi casa? ¡Mierda! No tengo ropa interior. Tengo que ir a mi casa, fruncí el ceño.

─¿Qué fue eso? ─Le pregunté aún con el ceño fruncido como si alguien hubiera irrumpido mi intimidad. De hecho, ¡Alguien irrumpió mi intimidad!

─Ese es Kiowa─Contestó como si nada mientras caminaba al sofá y pasaba los canales de la tv hasta llegar a un juego de baseball. ¿Así nomás? O sea, entra a su depto. Como si nada, ¡Me quita la sábana! Me despierta, se come el desayuno de Taylor y dice que yo soy su mujer y ¡Quiere que Taylor me comparta! ¿Eso es todo? ¿Ese es Kiowa? ─¿Puedo? ─Preguntó mientras cogía lo que quedaba de mi sándwich. Le hice ademán de que lo cogiera y se metió el primer bocado. Me arrastró hasta quedar a centímetros de él y me tiró en sus piernas para que lo dejara ver el juego.

─¿Y yo que haré? ─Chillé mientras me acurrucaba en su pecho. ¿Qué no recuerda que soy la mejor amiga de su hermana?

─Te verás el juego conmigo como buena mujer─Dijo como si fuera cierto y enseguida me paré de sus piernas.

─¡No soy tu mujer! ─Exclamé mientras hacía pataleta.

─Juguemos a que lo eras─Dijo mientras se moría de la risa y me agarraba de nuevo para tirarnos al sofá.
─¿Por qué, Taylor? ─Le pregunté confusa mientras me enroscaba en él─¿Por qué este cambio tan repentino y lindo? ¿Ya no soy la mejor amiga de tu hermana? ─Le di preguntas y lo sentí tenso enseguida.

─Gracias por recordármelo─Murmuró mientras se deshacía de mí y me tiraba como trapo viejo al lado del sofá. Me irrité en minutos, pero me contuve.

Quiero respuestas.

─Pero, ¿Qué mierda? ¿Cómo que gracias por recordártelo? ¿Qué tiene eso de malo? ─Le pregunté mientras intentaba no decir cosas de las que me arrepentiría después.

─Mucho─Contestó seco─Eres menor de edad─

─Y vamos con la vaina esa─Rodé los ojos mientras me paré del sofá y me tiré en un sillón que había al lado de él─¿Tu amigo pensó que yo era menor de edad? No, no dijo nada de eso. Entonces, ¿Cuál es el rollo? ─Le dije inhalando y exhalando.

─Yo sé que sí lo eres, Candy─Iba a decir algo más pero se arrepintió.

─Mira, si sabes eso y si te afecta tanto, ¿Por qué cojones me besaste? ¿Por qué mierdas le sigues los juegos al fastidioso Kiowa? ¿Por qué tu hermana me dice que te gusto? ¿Por qué tu mamá hace todo lo posible por juntarnos? ¡¿POR QUÉ, TAYLOR?! ─Me estaba desesperando y esto no terminaría bien.

─Candy…─Iba a decir pero me paré del sillón.

─Candy nada, Taylor─Se le quebró la voz, ¿Vas a llorar, Candy? ─No me digas nada mejor. Me voy a mi casa…─Dejé la frase en el aire mientras caminaba a su habitación para ponerme mi ropa y recoger mi bolso.

─Candy…─Lo escuché decir pero ni le paré. No quería decirle todo lo que sentía, mi jodido orgullo no me dejaba.
Me quité su camisa y su pantalón y me quedé en interiores buscando mi ropa. Taylor entró al cuarto y pude ver sus ojos en mi trasero y cuando giré para ponerme el pantalón sus ojos estaban a punto de salirse de sus cuencas. ¿Puedo excitarme sólo von su mirada?

¡Mira lo que causas, Taylor Lautner! Me quejé mientras me ponía la ropa, recogí el bolso y pasé de largo por el marco de la puerta. Puse los platos en el lavaplatos y abrí la puerta para irme.

─¡Candy! ¡Por favor! ─Exclamó Taylor mientras me retenía en la puerta.

─¿Qué pasa? ─Le dije mientras le daba la espalda y apretaba mis ojos con fuerza. Lo que le iba a decir era la mentira más grande que pueda decir.

─¿Por qué no me dejas hablar? ─Preguntó mientras apretaba su mano en mi cintura.

─Porque no quiero escuchar las respuestas, porque puedes ser uno de mis juegos─Cerré los ojos con fuerza y luché para que ninguna lágrima rodara por mi mejilla. Como predije, Taylor soltó mi cintura y se quedó pasmado─Lo siento─Susurré mientras bajaba corriendo de las escaleras.

Esto estaba mal, esto estaba muy mal. Él es Taylor y me gusta más que la ropa que uso, me gustan más que mis tacones de Luciano Marra.

«¿Qué estás pensado, Candy? Esos tacones hermosos son indispensables para tu vida. » Me regañaba mi subconsciente, pero yo más que nadie sabía que Taylor era más indispensable para mi vida que Luciano Marra.

Le di la dirección al taxista y dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Peleo con mi madre y le digo al amor de mi vida que es un juego para mí, ¿Qué cojones pasa conmigo? «Los de Taylor» Me reí entre lágrimas y el taxista me miró extrañado. Que no me joda y haga lo que debe hacer, llevarme a casa.

Cuando llegué a casa mi madre no estaba, ¡Buena suerte! Entré directo a mi cuarto y busqué el cargador del móvil para poder encenderlo. Estaba totalmente muerto. Suspiré pensando en lo que había hecho, espero que Taylor me perdone pero estoy cansada de sus mamadas contra la edad. Aunque ya hemos discutido por eso, pero no le había dicho de mis juegos…¡Mierda!

Mi móvil vibró y ahí estaba el texto de Makena.

“CANDY. Donde estas? Donde esta mi hermano? CONTESTA TU MOVIL!! :c
Llama a mi hermano y dile que me conteste y no sea pendejo.
Te amo, nueva cuñada :*”



“¿Por qué YO debo llamar a tu hermno?
Lo siento, se me descargó el móvil y apenas veo tus llamadas perdidas. Llama de nuevo :D
Puede que tu hermano esté ocupado, Makena, no seas intensa & ¡No le digas pendejo o me estrangulará!
También te amo, niña.
PD: ¡NO SOY TU NUEVA CUÑADA! ¿Cuántas has tenido, pendeja?”

Después de haberle contestado el texto le di marcación rápida y llamé a Taylor. Pensé que no me contestaría, pero luego escuché su hermosa y apagada voz.

-Llamada telefónica-

─¿Candy? ─Preguntó sorprendido mientras se sorbía la nariz.

─¿Estás llorando, Taylor? ─Se le partió el corazón, ¿Yo había logrado eso?

─No, me dio gripe─¡Mierda! Estaba llorando por mi culpa.

─¿Te dio gripe cuando me vine? Eso no da así de rápido, Taylor. Perdóname, ¿Sí? ─¡No llores, Candy!

─¿Perdonarte por qué? ─Preguntó mientras se sorbía la nariz de nuevo.

─Por mi reacción, por no seguirte el juego, por ser la maldita mejor amiga de tu jodida hermana, por estar metida en la casa de tus padres, por ser inmadura y explotar cuando las cosas pueden ir bien… y por decirte que te convertiste en mi juego cuando eres mi… todo─¿Qué mierda? ¿Se lo dije en serio?

Hubo una pausa torturadora para mí.

─¿Soy tu todo? ─Preguntó ¿Sorprendido?

─Taylor…─Susurré─Tu hermana te necesita. Me mandó un texto pidiéndome que te llamara para que le contestaras el móvil. ¿Por qué no le contestas? Eres un pendejo. Llámala.

─Candy…─Murmuró.

─Adiós, Taylor. Llama a Makena si no quieres que me estrangule─
-Fin de llamada telefónica-

Sí, si no me estrangula el uno, me estrangula el otro. Y de nuevo, los textos con Makena.

“No soy intensa solo quiero a mi hermano .l.
Donde estas?
He tenido una cuñada…Sara Hicks. Es linda, me llevo genial con ella…”

¿Sara Hicks? ¡Mierda!
“¿Me importa que quieras a tu hermano?.l.
Ya le llamé y ya te contestará. Como te dije, estaba ocupado.
Y genial que te lleves bien con tu Sara”



“AMO TU SARCASMO lol
Me la llevo más genial contigo pendeja. Sabes que te quiero a ti de cuñada en vez de a ella. Entonces deja los celos.
Gracias por decirle a mi hermano”



“No sé si pueda competir contra una Sara Hicks, Makena e.e
Estoy para lo que me necesites, pendejita”

“OSEA QUE TE GUSTA MI HERMANO Y PIENSAS SER MI CUÑADA
En mi casa a las 4:30pm ¿Vale?
Ya llamare a mi hermano y me ire con mi mami de compras”



“*Suspiro* TU HERMANO ME HACE DELIRAR
¿Van de compras? ¿Puedo ir con ustedes? ¡Quiero zapatos y estoy enojada con mi madre”



“Seras mi cuñada. HE DICHO
Wow… Que nuevo es que andes peleando con tu mamá!!
Entonces ven lo mas rápido que puedas. Yo le dire a mi mami que te esperemos”



“MAKENA.
Yo soy y seré tu mejor amiga, ¿Ok?
Déjame organizarme y me salgo a su encuentro
ADIOS”



“Y pronto seras mi mejor amiga y mi cuñada. Te casaras con mi hermano y te convertiras en mi hermana”


“Dile eso a tu hermano a ver que te dice y cómo reacciona, pendeja *Ruedo los ojos*”


“Báñate mejor”

Lo dejé así. Casarme con Taylor, que gracioso. Me di un baño rápido y me puse ropa casual junto con unos Luciano Marra de tacón bajo. Recogí el bolso con todo lo que necesitaba para hoy y salí del cuarto. Me pasé por la cocina y cogí una limonada embotellada, estaba de golosa. Cuando abría la puerta mi madre iba sacando las llaves, ¡Mierda!

─Candy─Dijo intentado estar alegre.

─Ah, voy tarde─Le dije mientras pasaba de largo y miraba el reloj que no tenía en mi muñeca.

─¿A dónde vas? ─Preguntó confundida.

─No te importa─Respondí como si nada.

─No sé qué te pasa. Pero que no se te olvide que soy tu mamá y tengo derecho de saber que mierdas haces y que no haces, Candy Bluewood─Aquí va su tono autoritario.

─¿No sabes qué me pasa? Pues me pasa que mi madre está en embarazo de un puto baboso y perdió el derecho de saber qué hago y qué no hago porque no tiene confianza en mí ¡Y NUNCA ESTÁ EN SU CASA ACOMPAÑANDO A SU HIJA O PREGUNTÁNDOLE COMO VA EN LA PREPARATORIA! ─Le escupí en la cara─Puedo apostar a que no recuerdas cuando cumplo años. Las mamás como ti no tienen derecho en sus hijos y tampoco tienen el jodido derecho de quedar embarazadas, ¡PARA HACER QUE OTROS SUFRAN LAS MISMAS DESGRACIAS! ─Volví a gritarle─Tengo afán, entonces no me jodas─

Que una persona así le hable a su madre se gana una bofetada de mi parte y de muchas otras personas. Pero, ella nunca está, siempre ocupada y borracha; no le hablo así porque se me da la gana.

Caminé rápido las dos cuadras para llegar a la casa de Makena y justo cuando iba doblando la esquina salió Deborah mirando su hermoso reloj dorado que llevaba en la muñeca.

─¡Apúrate, Makena! ─Exclamó mientras le quitaba la alarma a su auto.

─¡TENEMOS QUE ESPERAR A CANDY! ─Gritó Makena desde adentro.

─¡AQUÍ ESTOY! ─Les grité mientras me reía. Así era siempre que íbamos a algún lado, Makena saliendo tarde y echándome la culpa a mí. «Olvídate del incidente con tu madre, la pasarás como nunca» Me dijo mi subconsciente y saqué una de mis mejores sonrisas.

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