jueves, 19 de julio de 2012

Capitulo 4: Mi restaurant favorito.



─¡Feliz cumpleaños Am!─Casi me gritó Victor entusiasmado mientras me colocaba en el escritorio del pupitre una caja grande.

─No tenías porque...─Iba a empezar a decir.

─Shh, solo disfrútalo ─Dijo mientras me daba un abrazo y un beso en la mejilla. 

─¿Disfruto?─Dije irónica.

─Disfruto de tu ironía─Me dejó con la palabra en la boca y fue a su puesto. Siempre tan Victor el muy puto. Seguí con la clase normal y al final pensaba votar los regalos, pero sería MUY descortés y grosero. Entonces mejor me quedé con las manos ocupadas el resto de día escolar y también me fui con las manos ocupadas camino a casa. 

Cuando llegué todo estaba completamente apagado, pensé que cuando fuera a pisar las escaleras gritarían "¡Sorpresa!" pero no había absolutamente nada. Una lágrima se me zafó mientras subía a mi cuarto y dejaba los regalos en mi cama. Volví a bajar hasta la cocina y cuando iba  a abrir el refrigerador me dí cuenta que habían dejado un nota.

''Amber, te conocemos muy bien y sabemos que lo primero que harás es buscar algo de tomar. Entonces te avizamos que te estamos esperando en el restaurant que te gusta. Cámbiate, tómate tu limonada y llega al restaurant.

Te amamos.
Tu familia''

Ahora me afligí de haber votado una lágrima ahorita. Saqué la limonada y me la tomé mientras caminaba de nuevo a mi cuarto. Ya en mi cuarto busqué algo para ponerme y opté por un jeans con rotos y una blusa de mangas caídas con unas sandalias negras. No es que ame las sandalias pero se veían lindas con el atuendo. Terminé la limonada y salí al restaurant que me gusta, Piccola Italia, un gran restaurant italiano. Me encanta su forma tan elegante y tan acogedora, soy amiga del hijo del dueño –Son italianos– y él me ha dicho que así es Italia. Obvio ahora que escogí el viaje demás que conoceré Italia.

Cuando llegué en la recepción estaba un hombre que no conocía y me paró de seco de una manera grosera, para mí.

–Srta. El restaurant ya está lleno, no hay más mesas aquí y tampoco en el jardín de atrás–Me avisó muy groseramente.

–¿Quién te contrató a ti?–Le pregunté con irritación. Era jodidamente irrespetuoso que alguien te hable así el día de tu cumpleaños y más en la recepción de un restaurant, donde te deben de tatar con la mayor cortesía posible.

–¿Eso le importa?–Me dijo aún más grosero.

–¡Soy alguien importante aquí para que tú me vengas a hablar de esa manera!–Me alteré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario