jueves, 14 de febrero de 2013

Capítulo 4: Imposible.


-Como quieras-Me dijo el mesero y se corrigió inmediatamente-Como quiera, Srta Bluewood.

-No-Dije sobresaltada, el chico miró a sus lados. Parecía que lo estuvieran supervisando-Solo dime Candy, ¿Vale?

-Bueno Srta Cady. Su mamá la espera en la mesa-Dijo mientras hacía que me encaminara a la mesa.

Cuando llegué vi que ella estaba con otra persona, y esa otra persona era un hombre. Tenían sus manos entrelazadas debajo de la mesa, esto me huele mal.

-Candy, te presento a Isaac-Me dijo mamá.

-Isaac, ella es mi hija Candy-Le dijo mamá al Sr.

-Mucho gusto-Dijo el Sr mientras me extendía la mano.

-Encantada-Dije sin mucho entusiasmo mientras estrechaba su mano suavemente.

-Bueno Candy, el motivo de…esta cena es que..-No la dejé terminar, en ese momento el mesero empezó a servir el vino en cada copa. Yo cogí la mía y me paré de la mesa. Si ella iba a decir lo que yo no quería escuchar, entonces, es mejor no verla a los ojos.

-Candy, te puedes sentar-Dijo mamá con tono autoritario.

-No, quiero tener un mejor panorama de lo que se ve por aquí-Dije mientras caminaba más cerca del balcón.

-Bueno, si eso quieres…-Dijo mamá dejando la frase en el aire-Como iba diciendo, el motivo de esta cena es porque…-Estaba luchando con todas mis fuerzas por no llorar-Estoy comprometida con Isaac-Lo soltó.

-¿Qué estas qué?-Dije mientras dejaba caer la copa. En segundo llegó un par de meseros y empezaron limpiar la alfombra mientras el mesero que me pidió el abrigo miró mi mano revisando si me había cortado.

-¿Por qué lo tomas de esa manera?-Preguntó mi mamá ofendida.

-¿Tienes el descaro de preguntarme por qué?-Dije mientras se me quebrantaba la voz, traicionándome-Apenas vengo a conocer a este Sr y tú me vienes con que estas comprometida con él, ¿Te parece poco eso?-Le pregunté mientras gastaba todas mis fuerzas intentando no llorar.

-Ese Sr es Isaac-Me regañó mamá.

-Lo siento, debo ir al baño-Dije mientras caminaba en dirección a las escaleras.

-El baño queda en el pasillo de allá-Dijo el mismo mesero que me había llamado la atención.

-Gracias-Dije a regañadientes, lo que quería hacer era escaparme de aquí, no ir al baño.

Caminé en dirección al pasillo y cuando llegué a la puerta del baño no entré sino que me dejé deslizar en la pared hasta quedar en cunclillas. En ese momento todas las lágrimas que había retenido en esos instantes salieron enloquecidamente. ¿Mamá por qué hacía eso? Es que…no lo entiendo, ¿Cómo se va a comprometer con alguien que no conoce? Aunque la verdad es que, la que no lo conoce soy yo. O sea, no tengo la menor idea de quién es, y se supone que también vivirá conmigo.

-¿Candy?-Susurró alguien mientras se hacía a mi altura-¿Por qué lloras, preciosa?-Preguntó aquél mesero mientras me levantaba el mentón-Las princesas como tú no deben de llorar.

-Pues entonces soy una princesa diferente y si lloro-Le contesté mientras me secaba las lágrimas.

-¿Por qué el motivo de tu llanto?-Preguntó mientras me ayudaba a limpiarme.

-Porque es frustrante y humillante-Le contesté lo mismo que le había respondido a Taylor.

-No entiendo por qué sea así, pero no es de mi incumbencia. Tu mamá está feliz, cuando llegó sólo hablaba de una noticia en particular que no te ha contado, ¿te gustaría ver a tu mamá llorar y hacer pasar un mal momento por tus actitudes respecto a la situación en la que está?-Me pregunto aquél chico mientras me obligaba a pararme.

-Mi mamá me puede hacer mucho daño, pero no me gusta verla llorar. Y mucho menos por mi culpa-Le contesté inmediatamente.

-A nadie le gusta eso-Dijo el chico sonriéndome-Ahora ve con tu mamá, que necesita darte otra noticia-Esta vez volvió a su tono amable y educado como cualquier otro mesero que estuviera a mis órdenes.

-Gracias-Le piqué un ojo y salí el pasillo.

Me senté en silencio en mi puesto de la mesa mientras miraba la carta. No sabía que pedir, estaba en un restaurante italiano y lo que yo más quería era carne. ¿Cómo iba a hacer esa estupidez?

-Me das por favor cuatro porciones de pizza hawaiana-Pidió mamá.

-Quiero lo mismo que ella-Dijo el Sr.

-Dame…unos espaguetis con carne-Le sonreí al mesero.

-Ocho porciones de pizza hawaiana y espaguetis con carne, ¿No más?-Preguntó el mesero.

-No, no más-Le dijo mamá.

El mesero se fue y mamá estaba indecisa en hablar o no.

-Dime lo que me tienes que decir ya, mamá, por favor-Le pedí mientras colocaba los ojos en blanco.

-Bueno…hija, pues el motivo por el que estamos comprometidos es porque yo estoy embarazada-Lo que quedaba de mi mundo se fue abajo, y se dio un gran golpe, la verdad.

-¿ESTAS EMBARAZADA?-Grité y casi todo retumbó en la cocina del tercer piso.

Todo se quedó completamente quieto 10 minutos, tan quieto que me dio tiempo de contar los 10 minutos que pasaron.

Una lágrima se me escapó y mi mamá agachó su cabeza.

-¿Sabes que es lo que más le duele?-Le pregunté mientras me limpiaba la lágrima, ese Sr no hacía nada, sólo apretaba la mano de mamá y la miraba adolorido por verla de esa manera.

-Que ya no seas hija única-A mi mamá se le quebró la voz.

-No, la verdad es que ese rollo no me duele. Lo que me duele es la desconfianza que me tienes, mamá-Más lágrimas salieron de mis ojos-Si quedaste embaraza es porque debes de llevar bastante tiempo con el Sr, y apenas yo me vengo a enterar en este preciso momento. Eso es lo que más me duele de todo lo que me has dicho hoy. Mamá, ¡Por favor! Sabes que solamente tú eres mi familia y me defraudas de esa manera, ¿Cómo quieres que me sienta en este momento? ¿Quieres saber cómo me siento? Me siento hecha una completa basura, una basura llena de mierda. Me siento vulnerable, frustrada y humillada. Y por favor no me preguntes por qué, tú más que nadie lo sabe perfectamente-No le dije más y cogí una servilleta para limpiarme las lágrimas que estaban cayendo por mis mejillas.

Después de un largo lapso de tiempo llegó la comida y todos comimos en silencio, bueno, yo comí en silencio mientras ellos se susurraban cosas. Apenas fui capaz de terminar con mi cena me paré de la mesa y le pedí al mesero que me entregara mi bolso.

-¿A dónde vas?-Me preguntó mamá sorprendida.

-¿Eso importa?-Le pregunté desafiante-Preocúpate por lo que llevas dentro y por lo que está al lado tuyo, ¿Vale? Yo estaré bien, como lo he estado todo este tiempo. Si quieres que te ayude a pagar la cena en el mesón de la cocina dejé algunos dólares-La traté como si fuera una persona no importante para mí, sin querer la traté como ella me ha tratado toda la vida a mí.

Bajé las escaleras sin esperar alguna respuesta de ella y cuando ya estaba en la recepción llamé a Taylor, él era la única persona en la que confiaba en ese momento y era la única que podía acudir a mí en ese momento.

-Llamada telefónica-

-¿Taylor?-Pregunté mientras limpiaba mis lágrimas sin ningún resultado, seguían saliendo más de lo normal.

-Candy, ¿Estas llorando?-Preguntó alarmado-¿Qué ha pasado?

-¿Puedes venir por mí?-Pregunté más quebrantada de lo normal.

-Ya voy para allá-Dijo mientras escuchaba como se caían algunas cosas por dónde él pasaba-¿Estas en el restaurant?-Me preguntó y yo era incapaz de responder. Movía mis labios pero no salía ningún sonido-Eso lo tomaré como un sí.

-Ggra-Fue lo único que salió de mi boca y corté la llamada.

-Fin de llamada telefónica-

-Srta, ¿Está bien?-Preguntó un Sr mientras me colocaba la mano en la espalda.

Hice un movimiento afirmativo con mi cabeza y el Sr se fue por algo o por alguien. Esperé 5 minutos más y vi el auto de Taylor en frente de mí. Este se bajó y me abrazó.

Al sentir su tacto lloré más de lo que había llorado antes y lo apreté fuertemente hacía mí, tratando de que todo lo que llevara dentro se esfumara, pero no lo lograba.

-Vamos a subirnos al auto-Me dijo Taylor mientras me hacía caminar a ciegas. Luego sentí como él sin ningún esfuerzo me subía al auto y él daba la vuelta para subirse y conducir.

-¿Te llevo a tu casa?-Me preguntó mientras encendía el auto.

-No, por favor no, no me vayas a llevar allá-Le hice un berrinche.

-¿Te quedarás en mi depto?-Me preguntó asombrado.

-Si a ti te parece bien, entonces sí-Dije mientras carraspeaba para poder hablar bien.

-Está bien-Dijo él-¿Quieres contarme qué pasó?-Preguntó mientras miraba la carretera.

Más lágrimas salieron de mis ojos. Negué con la cabeza, ya que de nuevo era incapaz de hablar.

-De seguro me contarás luego, pero cálmate Candy, no es para tanto-Dijo intentando calmarme.

Quería responderle pero no era capaz. En todo el camino se fue enojado, pero no sabía el motivo de su enojo, tampoco le podía preguntar porque no sabía si tenía voz.

Cuando llegamos al conjunto donde vivía, saludó al portero, se fue al parqueadero y cuando parqueó me ayudó con la puerta. Hasta con lo más sencillo me trababa, esperamos el elevador en silencio y él solo aportaba para mi llanto un abrazo de lado y acariciadas de cabello repentinas. Mientras el elevador bajaba hasta el parqueadero pasaron por mi cabeza cosas que eran incoherentes para como me sentía en ese momento.

Si estuviera con cualquier otro chico, ¡Jamás en mi vida entraría a su depto! no soy tan confiada, y si viven solos ¡Sí que menos!. Pero Taylor es una excepción grandísima y tengo más que claro que él no me hará nada que yo no quiera, y tampoco lo hará si yo quiero. Pensarlo causaba tristeza y decirlo te rompía en pedazos. Pero a veces hay que aceptar las realidades de la vida esta tan jodida, y mucho más en estos sentidos.

-Primero las damas-Me dijo Taylor mientras abría la puerta de su depto.

-Gracias-Le dije como pude mientras entraba y me hacía a un lado para que él pasara.

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