-Hola-Contesté
sin saber de quién se trataba.
-¿Si sabes
con quién hablas?-Preguntó aquél conocido.
-¿Qué
quieres que te diga?-Contesté seria.
-Soy Embry,
tu profesor de Español-Me contestó de inmediato.
-Te dije que
no necesitaba profesor de Español-Ahora mi mamá me mataría a mí.
-Pero me
diste tu número-Contestó retante.
-Te lo di
para divertirnos, no para estudiar-Saqué la lengua como si él me estuviera
viendo.
-Bueno,
entonces salgamos hoy, ¿Te parece?-Me invitó.
-No puedo,
hoy saldré con mis amigas entonces estás desafortunado hoy, será luego. Adiós,
cariño-Le colgué el teléfono antes de que contestara.
-Fin de llamada
telefónica-
Me quedé
sentada en el sofá mirando a la nada mientras esperaba que llegaran por mí. Hoy
no sacaría mi auto, la verdad es que quería beber, fumar, y hacer cosas malas.
Mientras pensaba en lo que haría llegaron las chicas y obvio Alee andaba
conduciendo ya que estaría con su novio, juiciosa y cuidadosa con todas igual
que todos los días.
-¿Qué hay,
nenas?-Dije mientras me subía al auto. Miré a mi alrededor y sólo estábamos
nosotras, las chicas-¿Y tu novio?-Le pregunté curiosa.
-Esta con
sus amigos-Me contó-Nos esperan en el antro.
-¡Hoy
follaré!-Exclamó Amy muerta de la felicidad.
-¡ERES UNA
DESAGRADABLE!-Le grité haciendo cara de asco.
-Tú has
dicho cosas peores-Se rió Diane.
-Pero eso es
normal-Me defendí y organicé mi vestido.
-Hagamos una
apuesta-Dijo Amy-La que primero se lo lleve al baño, se gana 100
dólares-¡Ganaría esa apuesta!
-¡OH
SI!-Grité llena de emoción.
-¡Es un
trato hecho!-Exclamó Diane mientras movía su mano empuñada.
-Ustedes sí
que son dementes-Fueron las palabras de Alee que hizo que todas nos pusiéramos
en su contra.
-Participarás,
¿Ok?-Le dijo Amy.
-Si no lo
haces estás muerta-Habló Diane.
-Lo has
hecho muchas veces con tu juguete, apuesta con nosotras-Ya sabía muy bien ella
a qué juguete me refería.
Parecía como si fuéramos las más putas de Forks, pero hay
otros grupos que nos ganaban. En realidad nosotras éramos las
más Santas que las otras, a nosotras nos podían alabar. Forks no era el pueblo
más digno Washington; como ejemplos estábamos nosotras. Pero la verdad, me
siento orgullosa de ser así como soy; única y sin copias.
─Bájense aquí, busquen una mesa para 8 mientras que busco donde
parquear─Nos ordenó y como perras obedientes salimos pitadas del auto y
entramos al antro. Buscamos la mesa de ocho y cerca de la pista; nos ubicamos
muy bien buscando donde estaba el baño.
─Ya vi mi zona de ajetreo─Les señalé la zona donde estaba el baño.
─¿Quién se vino preparada?─Preguntó Diane muy curiosa y haciéndonos las
señas del juguete envolviéndose en su envoltura (Fácil de entender)
─Yo─Contestó Amy de una manera totalmente entusiasmada mientras nos
mostraba la tirita de condones.
─¡ERES TAN SEXOSA!─Le grité y en ese momento cambiaron de pista. Unas
pocas personas que estaban a nuestro alrededor de nosotras se giraron a
mirarnos con los ojos salidos de las órbitas.
─¡Pendeja!─Exclamó Amy mientras me daba una palmada en el trasero.
─¡Aush!─Me quejé mientras me tocaba sensualmente.
Las dos hicieron cara de asombro mientras me miraban; pero Amy se mordió
el labio inferior y ahí entendí que no me estaban mirando a mí si no a la gente
que estaba detrás de mí. Me giré a mirar y mis ojos rebotaron totalmente de mis
cuencas. Definitivamente estaban para chuparse los dedos esos amigos de Jake;
eran muy fornidos y altos. ¡Morí!
─Any, límpiate la baba. Por
favor─Me dijo Jacob mientras se reía. Mi apodo parecía que había llamado la
atención de un chico que estaba detrás de todos y los echó a todos atrás para
mirar.
Para mi sorpresa era Embry, mi profesor de Español. Se quedó mirándome
como si fuera su comida preferida y luego cuando reaccionó miró a otro lado.
¡Ganaría yo la apuesta! Volví a gritar en mi interior cuando cambió la
dirección de sus ojos. No me esperaba más.
─Tan gracioso, Jake─Le dije mientras le regalaba una sonrisa muy falsa.
─Chicos, ellas son las amigas de Alee. Diane, Amy y Any─Nos nombró
mientras nos señalaba─Ignoren a Any, es una estúpida...─Iba a decir más pero no
lo dejé terminar.
─¡Sigue y te lo corto!─Lo amenacé aguantándome la risa.
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